martes, 23 de febrero de 2016

De regreso. La violencia en Juchitán.

Hace mucho he estado postergando esto de escribir de nuevo, haca más de un año que llevo sin escribir algo que valga la pena. He decidido reabrir este blog por esa y por otras varias razones. 
Bienvenidos de nuevo a un lugar que (es casi) el paraíso.

Lo que aquí se escribe data del 15 de octubre del 2014. 


Chance y sea el ambiente. Los que preguntan: Vivo en Juchitán desde hace más de cinco meses. Trabajo en un taller de mototaxis, a veces meto mano y todo. Acá pelamos ojo y alzamos oreja: La violencia es gratis.He visto esos desmadres. Los cuates que andan las motos no tienen la culpa, no todos. Pasan chingaderas y son purísimo pendejo el que las hace. El maistro mecánico tenía una moto -1224- esa moto asaltó tres veces en un día. El chofér, su sobrino, dijo que no había sido él. Todo apuntaba a una pirata, de esas que se pintan de cualquier color y le ponen cualquier número. Naranjas. Y de las chinas, como las granadas. El escuincle y dos pendejitos robaron $200, un celular y -lean muy bien- una patineta. Es neta. Apenas saben hacerse una manuela y ya se creen hombrecitos. Entre el celular y la patineta sacaron mil pesos y se lo repartieron entre los tres. Al otro pendejo (al que le robaron la patineta) lo conocen y los conoce a ellos. Tenía miedo de hablar aunque es más grande en edad y tamaño que los asaltantes. Uno de los asaltantes está en la cárcel.

En la misma unidad, el maistro maneja por Tierra y Libertad, el cliente llega a su destino y de la nada sale otro tipo, serán las seis de la tarde y el sol pega todavía, pero no hay nadie alrededor. Su pasajero se cubre las facciones con un trapo y le pide el dinero que hizo en el día, en la guantera hay cuarenta pesos. -Apúrate, cabrón. -Rápido. El del trapo en la cara saca una fusca y el maistro es agarrado por el otro para quitarle la cartera. En un forcejeo, azota la culata con el cóncavo del ojo y mejilla. Un calor amargo recorre el rostro del maistro Margarito. La vista en el ojo derecho se pierde. Por la tarde, hasta ahora, le tocan terapias para mover el ojo. Los del taller bromeamos con su condición, que si quiere un loro para su hombro, ojitos pajaritos, la guasa.

El maistro, 2014.

Por Cheguígo asaltaron, de eso hace dos meses. Lunes por la noche. -¿Qué acción? -Tranquilón. -Un bisne o qué. -No, bi'ché, tranquilo. -Acá nada de tranquilo. Te crees la verga o qué, esta que traigo es la mera mera. El pasajero asaltante traía un arma sin balas. La víctima fue una joven que perdió su quincena, su celular y una cadena, dice el chofér, de oro. Vete por el centro, le dice. La moto frena a la entrada del puente chico. -Ten, para el chesco. El que cuenta la historia da un sorbo a su cerveza y comenta que le dieron un billete de doscientos. El asaltante anduvo machín (mariguano), ya ta señor. Olía (a) esa madre criminal, después de eso guardé la moto, ni ganas me dieron de salir.

Y lo mejor para el final: en un taller mecánico encontraron un cuarto de coca dentro de un mototaxi mientras hacían servicio y afinación. Los chavos en el taller se quedaron de a seis, el que dejó la moto fue a jetearse a su casa y no contestó su teléfono. El mero dueño del mototaxi (y de la coca en polvo) llega encabronado, tirando chispas como torito de fiesta, saca una escuadra cortita (parece que las regalan, de plano). Con palabras escogidas del diccionario mas pelado, amenaza por la coca o por el paradero del chofér. El chalán abre una caja y temblando entrega la bolsita de nieve. El dueño la recoge y se va en silencio hacia la calle. A mitad de camino retrocede marcando los pasos que hizo en el local, les dice a los trabajadores si no quieren un poco, sin compromiso. Prueben y si les gusta hacemos negocio. El arma le hace un bulto en la playera... Creo que no es la gente. Chance y es el lugar, la circunstancia.
En la radio se la pasan poniendo a los BuKnas de Culiacán, al Komander, que si con cuerno de chivo y bazuka en la nuca, o en el baño con las morritas y que se nos baje la enfiestada, el cigarro bañado y el cuerno armani... Digo yo, si los niños ven que el dealer anda ropa nueva, carro del año y se regordea en antros con mujeres macizas; que el obrero o trabajador común y corriente ganan lo justo (a veces menos) en un horario de ocho a ocho, ¿Qué van a querer ser de grandes? La violencia está idealizada, se ve como un poder, uno ilimitado. Se ven en un espejo y son Pablo Escobar, El Chapo... Poder ilimitado que dura un par de minutos. Eso es lo que se les olvida... Que trabajar hace hombres, no robar.

Después de casi un año y medio las cosas han empeorado en la ciudad y no hay indicios de mejora...



viernes, 20 de junio de 2014

MIEDO Y ASCO EN LAS VELAS PARTE DOS. FEAR AND LOATHING IN LAS VELAS PART TWO.

En la línea de Hunter S. Thompson: Padre del gonzo (crónica y periodismo), les traigo la segunda parte de esta contradicción terrible disfrazada de fiesta.


Los participantes mostraban sus peores pasos con inmejorable orgullo y regocijo. Son las 02:00, creo. –Ven, vamos a hacer algo divertidísimo,- eso fue hace tres años. Creo en Paola, dispuesto a confiar en iba a una muestra del ridículo seguro con un par de canciones del extinto “Caballo Dorado”. Hace dos décadas y pico Billy Ray Cyrus compuso su one hit wonder: “Achy Breaky Heart” (en español  “Corazón roto y adolorido”). Ese título no vende así que decidieron “No Rompas Más” del verbo –no rompas más/ mi pobre corazón-… Esta melodía, seguida del “Payaso de Rodeo”, son horribles piezas del ¿country mexicano? que nunca faltan en la fiesta y con las que se muestra destreza y (rio) agilidad (rio más). Uno de los puntos clave es ese. Luego les secundan una serie de temas antológicos, el chiste es bailar, dándole, perreándole de forma por demás rara. De mi anterior lugar, se divisa a los machos alfa danzando en un ritual al parecer semi-homoerótico. Eso miro cuando alguien pregunta por la hermosa criatura que es mi hermana y no hallo respuesta. Pasos adelante unos niños desbocados y sin correo galopan desesperados a lo que una chica de pubertad vocifera: -¡Malditos niños de kínder, maldito este rímel, MALDITOS TODOS, los odio! Son la una y media, un poquito menos, poco más. La brisa deja de cesar y el calor se genera ajeno al hecatombe de personas conglomeradas. Resulta curioso verlas desde arriba, vienen siendo una granja de nematodos o en su defecto, un cuadrado de 70x70 metros de algas en el vaivén de la plena marejada que ocurre dentro del océano. En mi silla se me cuestiona por seguir tomando notas. Un hombre se me presenta sin quitarle el ojo a su chica, saluda y afirma ser el Jefe de Departamento en Utilidades Nulas pidiendo un informe detallado de la crónica. Al negarme, saca un revolver de su bolsillo izquierdo. Los ojos penetrantes y amarillos observan de soslayo. –Claro, haré su informe, no se preocupe. -Una foto, una foto… -Gus, tú al lado. -Otra. -Ahora yo. -Toma una. -No salgo. -Ponme. -No Salió bien. -Yo la tomo… -Uffff, todo esto me dio sed, creo que voy a ir por cigarros.(PARÉNTESIS) Ahora ocuparé esta parte del texto para explicar algunas cosas que para la gente que desconoce la fiesta de mayo puede resultar confuso: La estructuración de un puesto en la vela: Es un pequeño espacio con hielera (derecha al fondo), frente a la hielera dos mesas con la botana de la happy meal grasosa. Entre las mesas y la hielera sobran los cartones. Bastantes. Hilera con refrescos fríos y cerveza mediofría o a temperatura ambiente. Frente hay tres hileras de sillas, una de una, dos de tres o de cuatro y una de una. Son cien sillas para cada puesto. La primera de lado, las segunda mera de frente a la pista y la tercera queda frente a la vista de la primera hilera. Es decir, las filas uno y tres no ven a la pista, ven a las sillas de la segunda hilera con un espacio menor a un metro. De ahí que se origine un caos pasada la media noche. Voy por cigarros. -Eres un animal. –Soy un animal. –No puedo creer que haga esto. -… -Hey. Oye, tú. El chaval de lentes. Sal de aquí… -Sí, vete. –No has visto nada, si cuentas algo te ablandamos a hostias…



                    COMERCIAL:               VENGA AL LUGAR EN EL QUE EXISTE EL SABOR.                          VENGA A LA TIERRA MARLBORO.


Esos eran dos españoles, hombres, explorando su sexualidad, ampliándola un poco más. Pero no diré nada. Y aunque lo hiciera, los españoles son para mí lo que los chinos a otros, todos se parecen. El espectáculo es gratis en la aventura por cigarros, en la aventura de mear fuera: cuestión de que uno mire a su alrededor y listo. -Un Marlboro... Bueno, dos...-Que sean tres- dice otro amigo cuyo nombre omitiré pues incurre en actividades delictivas que se narran en esta crónica. Lo llamo Juan Pérez. -Tengo un pedo, primo. ¿Tú crees que me puedas apoyar? -¿Qué necesitas?-Una feria, 500 pesos. O lo que tengas- habla a ratos y fuma -Hazme el paro.-No traigo nada. apenas cincuenta varos.-Chale...-Ayúdame entonces, ven... Señala un lugar oscuro con fondo y luz triste,  resplandor casi a punto de extinguirse. lugar peligroso de todas maneras.-No te voy a apañar, verga. Es que conecté con una morra y la señora está en la casa. Quiero para el motel, para unas cheves, para el condón. Voy con él.-¿Neta no traes lana?-Neta.-Quiero lana, unos doscientos nomás. Una movida acá en la vela para multiplicar la lana, papi. Es que me gasté mi dinero en el cartón. Si no pues no te molestara, biche'.-¿Y cómo?-La movida es venderle mota a unos fuereños. Unos gringos.Mi amigo Juan requiere comprar antes, luego vender a precio elevado y después poder acabar con un final feliz en cuarto de motel. Yo estoy sin blanca, llegué de Oaxaca para un borrón y cuenta nueva, no traigo dinero. Es un milagro que mis zapatos o calcetines no tengan agujeros.A memoria de sus malas maneras lo trato de convencer: -Te busco patrocinador si quieres, ya te veo en mi cumpleaños para que me repongas con algo. Lo estoy invitando al cabrón pero ahorita piensa con la cabeza chica, la del pito. Luego tiene la estúpida idea de robar una cadena. -No cometas pendejadas; fíjate cuánto hijo de Dios carga con una cadena, las mujeres, los hombres con cadena voltean... todos dicen que no lo haga... Prosigo. -La hora, los polis, ¿Dónde madres vas a conseguir a alguien tan idiota que te compre una cadena?En mi reporte el caso queda archivado y no lo puedo apoyar. No hago largo el cuento, lo que hizo el cuate fue una pelee, se hizo el borracho y con faramalla teatral aventó un golpe seco a un borracho de a de veras. Los policías los sacaron a los dos. Al lado del pleito una señora pierde un monedero con seiscientos pesos. Luego el sale por su propio pie, como si nada. Su pareja lo espera en una esquina frente a varias bestias llamadas mototaxis. Aplaudo eso, sobre todo por conocer a mejores personas ser ruines por menos que eso. Luego vuelvo al puesto y me sonsacan. A bailar el mundo se va a acabar, a chupar que el mundo se va a acabar. Ya son las dos, creo. Bailando el silencio loco, haciéndola de inválido y zas, te enjaretan las canciones que les comenté. Las primeras notas de "No rompas más", momento de borreguear, de la gracia propia de un mono cilindrero. LA VELOCIDAD AUMENTA. Payaso de rodeo genera empujones, calambres hasta decir basta.

-Gus, estoy orgulloso de ti, no te equivocaste.
-Qué puedo decir, tuve una buena maestra.

Esa madrugada, una reciente amiga cumple 22 años. Baile y baile, es divertido. Me pide si puedo sacar a una identidad mía, un alter ego proveniente de las frías montañas argentinas de Bariloche. -¿Puedo hablar con el argentino? -Se puede. Se habla un poco, se baila más. Se transpira.En vista de mi cero ingesta alcohólica cambio el acento sin problemas. Regresamos y los del puesto, amigos todos, le abrazan, le desean lo mejor y etcétera de cosas que uno le desea a los que cumplen años. Mi piel se siente viscosa y no tengo cigarros. Los cabrones de Camel y Marlboro me deberían de pagar con un cheque, seis cifras y muchos ceros, mínimo naa ta máximo; el mar de gente se disipa un poco pero es de suma dificultad moverse. Sin querer golpeo a una chica,es ***. Un amor pasado, de la vieja guardia. No me reconoce hasta que se me ve cabalgando en el amargo horizonte. -Agustíííííííííííííííííííííííííííííííííííín. Recuerdos sólo quedan de esa fogosa noche en que compartimos más que risas. Bendita lluvia que hiciste que se quedara en la cama. Bonitas ustedes mujeres con el traje regional. Pero el pasado en el pasado está. Y eso ocurre por algo. Levanté mi mano en señal de saludo y volteando me pasé la lengua por los labios resecos a causa del tabaco. Sin querer entré a una plática de borrachos cortesía de *** y de la única velada que pasamos juntos. -No hablé, te pregunté.-Te pregunté.-¿Me preguntaste?-¿Es malo preguntar? Si por eso te pregunté.-No me preguntes nada. Vaya, que existencialistas son los borrachos. Son las 2:23. En las afueras se deja la vendimia de los cartones de cerveza, objeto de cualidad sagrada. La leyenda y los mitos narran de tiempos anteriores a empresas monstruo en los que se tragaba mierda en versión pulque, mezcal, bebidas no envasadas. Luego la Corona llegó y el resto es historia. Las pláticas son banales, molestas, sin punto alguno porque todos ya están punto pedos, la interacción ya empieza a carecer de gracia, todo es absurdo. Por fin la gente se convierte en quien es, soy un cuerdo enfermo en medio de un campo lleno de locos sanos...

domingo, 15 de junio de 2014

MIEDO Y ASCO EN LAS VELAS. PARTE I DE III.

LA PERSONA QUE NUNCA HAYA ASISTIDO A LA CELEBRACIÓN LLAMADA VELA SE LLEVARÁ UNA TRISTE SORPRESA AL LEER ESTO, POR LO TANTO RECOMIENDO SE ASISTA A UNA PARA VIVIR LOS HORRORES EN CARNE PROPIA. NUNCA VAYA CON LA IDEA DE PASAR LA NOCHE SIN TOMAR, NO ES RECOMENDABLE.

Más lúcido que recaudador de impuestos en quincena por las pastillas, el café, los cigarros y el agua que ahora circulaban por mi torrente sanguíneo, la vela del ciruelo me encandilaba con horror. Lo peor de todo: ESTABA SOBRIO. La luz de la fiesta impedía ver las estrellas a mis ojos y por dicho atributo,  mi ignorancia en pronóstico de lluvia era monumental. El mar de gente y el fragor plasmados en la pista eran desesperación plena para cualquier amo del orden. Uno se perdía a destiempo, impedía el movimiento más minúsculo sin tocar a los participantes ataviados con el uniforme de guerra. El viento juega un papel fundamental para la erradicación del calor en la fiesta que parece resurgir de la masa de cuerpos arremolinados bailando mezclas eclécticas de salsa-cumbia-bolero-rock-ska-banda con una mediana ejecución y la gente empieza a seguir órdenes de corte marcial: a la derecha, a la izquierda, bajen el cuerpo, súbanlo; luego alzan la mano, aplauden, hacen una bulla. Unas amigas llegan confundidas entre el tráfico de personas, buscan acomodarse para encontrar lugar y luego dejarlo. Una de ellas viste de negro, la otra con cara de buen malestar se acerca y me dice lo más certero que he escuchado nunca:
“La fiesta… se ve muy decadente, ¿no crees?”
 El grupo habla de una asesina de amores y una subespecie humana llamada baracunata, híbrido de la mujer y de la más arpía de las mujeres. La de negro pregunta si no encuentro extraño el color de su traje guerrero, con tino advierto que puede hablar sobre su alma, que pasa luto y por tanto el color de la ropa. Trato de levantarme por cigarros, y recuerdo la procastinada, el moverse entre cervezas vacías y gentío foráneo o desconocido no es lo mío. Lo pospongo de nuevo.
Sentado se te da una caja/-/plato de unicel, una cajita feliz istmeña; el juguete son las cervezas porque la idea está ahí y la corona se aprovecha… Según sé, la Corona fue comprada por gente de Bélgica (belgas) y la marca más vendida en el mundo se volvió gringa, extrajera pues, según bien belga. Su visión es igual a los de la soda llamada Coca-Cola Company: El mismo nombre vende por sí solo. Aseveran y se ufanan parcos, rotundamente se retiran del mercado exitoso para enfocarse en puntos de poco éxito en ventas, los poco fructíferos: El extranjero (ubicado en el país de extranjia) y puntos de la república en los que se toma con T de Tecate. Una de las decisiones más difíciles era salir para respirar aire fresco, expulsar orina y materia fecal, bailar sudando o lo que se tenga en mente fuera del asiento. Las personas dentro y fuera del puesto son obstáculos inamovibles que dan un mal rollo sobre todo si hablan con el acento del Quijote, están tomados o ambas. Algo vi, pero para los hombres en esas fiestas el alcohol los envalentona; lo sé, nada nuevo dirán… pero aquí es como si los poseyera un espíritu demoniaco y charlatán, sienten que tienen todas las de ganar cuando su juego es un puto triste full de ochos. El alcohol está en la sangre, otras drogas también. Todos en la intemperie con roles asignados sin turno normal y sin checar tarjeta. No son ni las doce y media de la madrugada y unos amigos tienen la marca escarlata de la ebriedad justo en la nariz, marca que se recorre a los lados para convertirse en rubor de alcohólico. Tomo nota pero se me interrumpe:
“De eso se trata la vida, bebé.”
Sin miramientos, amigos de amigos son amigos. Llegan unos conocidos de Oaxaca, amigos míos. Suena la chica de Ipanema en una versión sui-genéris mientras se esconden platones grandes sin botana bajo las mesas con cartones de cerveza tibia y se patea todo lo que está en el suelo. Uno suda aún sentado y el viento vuelve pegajosa la piel, viscosa. Reptiliana. Las que se salvan son las mujeres que usan maquillaje cual máscara de tragedia griega en Partenón, hasta la piel más negra puede ser suavizada con cremas y polvos para verse blanquecina en la fiesta. Momento perfecto para negar tus raíces, querida; en la fiesta del pueblo, honrando a unos santos que los españoles nos vinieron a enjaretar cuando andábamos descalzos hasta que moríamos (descalzos pero orgullosos).
-¿Cuántas llevas? -Ninguna, no estoy tomando. -Tú y tu sobriedad me tienen hasta la madre- se le nota el pánico en la cara, un terror por demás primigenio- Uno no se halla si no toma. Alienada tal vez. Otra chica se acerca y le cedo mi dominio de madera. Platicamos y cada instante era seguido de un:-¿Qué escribes? Minutos antes, la misma persona me atribuía cualidades desconocidas para mí en ese momento, -Agustín, qué guapo te ves. En mayúsculas: -¡QUÉ GUAPO! Busqué por mi reloj con la finalidad de ignorar y no lo encontraba. Una persona que recién acabé de conocer me rodea con el brazo: -No seas pendejo, no trajiste reloj. Busqué mi celular. La hora: 01:00 AM. Por lo visto el tiempo pasaba lento, como detenido por una fuerza extraña, los segundos eran gotas de agua que desembocaban en un lavabo sucio; plink, plink, plink, plink, plink, plink. La hora: 01:01 AM. La basura se nota en toneladas, la botana se ningunea y acabará en la boca de los perros de cuatro patas. Las sillas ya no poseen el orden cuasi obsesivo de la mañana, unas tiradas en el suelo, otras en la mesa, sillas rotas, meadas, las hay de todas clases. Con botana, sin botana... Entre la destrucción de huracán humano y la sórdida música, hablar se vuelve como en la guerra del Vietcong en faenas matutinas con el olor del napalm en las narinas antes de ir por unas cabezas orientales. El lenguaje de señas vuelve pero nadie es mudo, se acerca la oreja para que un interlocutor grite y el otro escuche. La acción se repite hasta que la conversación deja de tener sentido o se pierde en la dimensión de cosas inacabadas. Los celulares de alta tecnología recuerdan las mochilas-teléfono tan importantes en Vietnam. La masacre de la vela no resulta siempre la misma a la de una batalla por independencia o territorio pero el daño psicológico es muy similar, me atrevo a decir que una vela es más peligrosa y aquellos que dejan la fiesta en pleno amanecer lo hacen bajo su propio riesgo.
-Agustín, te ves diferente… ¿Qué te has hecho? ¿Cómo te has deshecho? ¿Dónde está tu destrucción a cuestas? En ese instante yo vivía la transducción, las pastillas tipo cocaína light en su punto más álgido daban permiso a mover mi cuerpo de manera ridícula al pasar por las mujeres y hombres. La sobriedad era horrible. La transducción igual: Todo lo que pasa por mí, ya digerido, se escupe con una visión propia.  Ya no hay tabaco, mi hermana me persuade para ir por una cajetilla, camel si hay. Saco fuerzas de mi flaqueza y un par de camaradas me piden la libreta, es necesaria pero no tanto para la cocaína que traen en bolsitas. Me preguntan si se le hace agua a mi nariz y afirmo con la cabeza pero rechazo de lo que me convidan porque un coctel de pastillas y coca no mata, pero deja secuelas muy graves que pueden durar días. Empiezo a camin arfuera y veo al ruido que se pierde en el horizonte. La fiesta atraviesa como daga a su propio portador para el incierto luto del alma y la vergüenza. He visto cosas en las velas que nunca contaré por el terror y asco que asco que me provoca su simple recuerdo… En eso cavilaba cuando de la nada, un animal rojo en forma de mototaxi me roza casi aturdiéndome. Unos centímetros más y no la cuento. De ahí me muevo en la banqueta peatonal, un pasillo de selvático concreto carente de fauna me transporta a la única tienda en un kilómetro. –Ya cerraron, amigo. Hasta el puente, por donde queda Soriana- grita el dueño de la bestia roja. –Gracias, hermano. Escribo ya en el aire, requiero de la libreta, mierda. En los baños, afuera de la celebración, les pido la libreta, con un sonoro sniff se me devuelve. Lo poco que queda del polvo lo restriego en mis encías AND THAT FEELING MAKES ME HAPPY. Regreso al desmadre y saludo a unos colegas, amigos que no veo mucho.
-PIBE AAAAAANGUS, Alucín, cabrón…-abrazo efusivo- caíte con la cooperación, que se vea un poco de lo que roba el erario, no seas pinche. –Queremos conseguir un espécial key de quinientos, queremos unas bolsitas, no seas puto. No hay hipocresía fingida ni cordialidad ambigua. Tiempo hace del desvelo con alcoholes y drogas, noches enteras, pocas pero sustanciales en las que se conoce a los tipos con los que tomas, los tipos que se vuelven amigos. Unos son pesados en carácter y otros en peso, en su mayoría machos alfa que invitan a ponerse igual de borracho que ellos. -Ahora no me meto nada a no sea que lo recete mi psiquiatra… Pero que veo, parece que este es uno de los más dominantes y peligrosos… No hace falta que nos acerquemos, el viene a nosotros…
-Qué pedoooooooooo, Alucín Valdivieso. ¿Una chela o qué?
-No estoy tomando, gracias, Mr. G.
-No mames, ¿entonces qué verga vienes a hacer acá a la vela? Un pericazo entonces.
-Wowowowowowowowowow, no. Por más que me gustaría no puedo, de verdad. Me siento mal de negar la cortesía, pero de verdad no. ENE-O.
-Qué mamón. Espérate, estoy buscando a un policía o a alguien de seguridad para que te saquen de aquí…

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA (y sigo riendo mientras él sigue buscando (creo que no era una broma). A mi lado izquierdo una parvada de ruidosas niñas toman fotos como si fueran los de la nota roja en un accidente recién nacido. ¿La hora? 01:13. AM of course.

jueves, 5 de julio de 2012

Aguas Frescas.

¡RICAS AGUAS FRESCAS!



En Juchitán casi siempre hace calor. Por eso le brindamos un brebaje para el inminente sol. Aguas de coco, de horchata, de fresa, de coco (sí, otra vez de coco), de naranja, de limón y de jamaica.

Refrésquese mejor con estas aguas (nuestros refrescos nunca están fríos, es nuestra estrategia para vender más aguas frescas, muajajajaja).


En cada trago garantizamos la ingesta de la Salmonella Typhi. ¿Qué esperas para refrescarte y tener fiebre tifoidea/entérica al mismo tiempo?






viernes, 29 de junio de 2012

"El Cono".



VIERNES.
Entro y lo primero que veo es una mujer esbelta, morena y alegre.  Me siento enfrente de la rockola digital MILLENIUM. La rockola está conectada a una tele que muestra fotos de mujeres guapas, famosas: Anna Kournikova, Salma Hayek, Paris Hilton…

-DÍA UNO-

-¿Qué vas a querer?

Uso mi chiste tan gastado de: -Me das un café con leche.

-Nada más tenemos Corona y Victoria, mi rey.

-Me das una Victoria.

Miro el entorno en lo que llega la cerveza, adornos y luces de navidad rodean todo el lugar.


CLIENTES: Un señor que deduzco albañil (lo acompaña una de las muchachas del lugar). Un par de hombres tomando de la misma coca-cola y se sonríen el uno al otro (¿Gays?). Un vendedor de chicles, cigarros y dulces que decidió tomarse una pausa y una cerveza al mismo tiempo. Yo.

Le pido al vendedor un par de cigarros y encendedor.

No pasa gran cosa, los hombres que tomaban refresco se van al igual que el vendedor. Dos de las prostitutas ingieren sus sagrados alimentos de manera rápida por si llega algún cliente. El albañil, al que llamaremos simplemente con el nombre de Pedro, intercambia palabras con la mujer sentada con él. Hay una sonrisa de oreja a oreja en la cara de Pedro. Se dirige al baño y en pocos minutos sale y la mujer se levanta, va con él. Al lado de la barra hay un callejón. El callejón conecta a la cocina con dos cuartos. En el fondo de dicho callejón un señor juega con sus compadres una partida de barajas o vete a saber de qué. Pedro le da dos billetitos al señor más viejo y se meten a uno de los cuartos. Pido la cuenta y me voy, he visto suficiente.     
Antes de irme le pregunto a la que me atendió: -¿Cómo se llama este lugar? -“Salón Corona” más conocido como “El Cono”.

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LUNES.
El hombre le da un abrazo cargado de lujuria, trata de tocarle las carnes a la mujer que lo acompaña, trata de darle un beso, ella repele el abrazo, le da la mejilla para que el hombre no la pueda besar en la boca. El está borracho. Ella es una puta. 


-DÍA 2-

Llego. El aire que se respira es diferente. Tomo la misma mesa que tomé el viernes.


Hay un trío de guitarras que tocan para el borracho y su amiguita. Reconozco la canción que tocan, es algo de Julio Jaramillo. Tocan otras dos canciones y el hombre paga. -¿Gusta que le toquemos una canción? -No, Gracias. -¿Algo para la güera? -No, está comiendo y no me gusta ser descortés, gracias. -No hay problema amigo. El guitarrista se va y sus compañeros también. La muchacha que quiero está igual que la güera, comiendo. Soy paciente y espero a que acabe.  

Pido una Victoria y la morena esbelta me la trae.

-Oye, ¿puedo platicar contigo?

-¿Quieres platicar conmigo o me quieres invitar una?

-Sí, como veas.

La mujer va a la cocina/barra y trae un cuartito. Es atractiva, no mucho, pero algo es algo. Se sienta.

CLIENTES: Un señor borracho con otra de las muchachas, ebria igual que el tipo. Un joven, tendrá unos 17 años o menos.  Tres señores, ya están viejos los tres y tienen ya unas cuantas botellas vacías en la mesa. Yo.

-¿Y de qué quieres platicar, corazón?

-Bueno, a lo mejor esto te resulte raro, pero vine para reunir información, estoy escribiendo un texto sobre los prostíbulos (no digo putero porque no quiero ofender).

-Conque no me preguntes cuanto ganamos y con cuanto se queda el patrón todo está bien.

-¿Y eso?

-Por como están las cosas no te puedo contar mucho, que tal si luego llegan a robar.

-Ya veo.

-Mira pues, eres escritor.  ¿No eres del istmo verdad?

-Pues escribo, pero eso no me hace escritor. Y sí, soy de acá, vivo en la segunda, por el tecnológico. 

-¿Cuántas mujeres trabajan acá?

-Cinco o seis.

-¿De qué horas a qué horas abren?

-De 10 de la mañana a 10 de la noche, pero depende también del ambiente que haya.

-¿Cuánta gente acude a este lugar?

-Pues a veces se llena, a veces no, muchos vienen para ver el material y para ir al cuarto. Otros nada más vienen a tomar.

-¿Cómo es el proceso para cazar al cliente?

-Pues depende, una sonrisa o una mirada. Aunque como los hombres ya saben que tenemos sexo por cobrar a veces nada más llegan y piden una cerveza para ver a quien se llevan al cuarto.

-¿Cuantos hay?

-¿Cuartos? Dos.

-La tarifa para ocupar un cuarto, ¿de cuánto es?

-Pues está a doscientos cincuenta pesos, si le caíste bien a la muchacha a lo mejor doscientos. Y ya depende de que quieras hacer en el cuarto.

Me guiña un ojo y río un poco.

-O sea...

-Si quieren sexo anal pues la cuota ya no son $250, si quieren sexo oral también la cuota cambia...

-¿Qué es lo más raro que te ha pasado?

-Yo nada más llevo dos meses, pero me tocó una vez estrenar a un muchacho que al final se puso a llorar, era mampito el pobre. O cuando viene "Yeyo". Así le decimos de cariño. Es un viejito bien chistoso, llega con su bastón, apenas y camina. Te lleva al cuarto, te pide que te desnudes y te toca, te abraza y te da de besos, pero no lo hace así como animal, como hacen los otros. Lo hace con cariño, nunca se quita la ropa, porque a su edad ¿para qué? y según él se viene y ya, acaba el show. 

-¿Hay un límite de tiempo para usar el cuarto?

-Damos 20 minutos, 25 minutos ya es mucho tiempo, hay hombres que se vienen a los 10 minutos pero piden ocupar los veinte, para platicar, para quedarse viendo a la mujer desnuda...


-¿Cual es la más mujer más solicitada?

-Ay muchacho, me estás poniendo bien nerviosa con tus preguntas.

-¿Y eso?

-Ni sé cómo te llamas ni nada.

-Me llamo Agustín. Yo tampoco sé cómo te llamas.

-Me llamo Nelly.


-Mucho gusto Nelly.


Le doy la mano en señal de cordialidad. 

-¿Ese es tu verdadero nombre, Nelly?

-Sí, no te hagas el detective serio, no te queda. Ríe.

-¿De dónde eres Nelly?

-De Salina Cruz.

-¿Quién es la más “solicitada”?

-Hay una chava, pero está enferma ahorita. Por el momento es la muchacha de la esquina.

-¿La morena o la güera?

-La morena. ¿Si escribes de verdad o me estás cuenteando?

-Sí. Mañana voy a venir y te voy a traer lo que he escrito, son cosas sobre Juchitán.

-¿Sobre sus costumbres?

-Algo así.

La mujer y el hombre se paran y empiezan a bailar sin música. La mujer le dice: -Sí quieres bailar conmigo tienes que poner algo. La rockola cobra vida y desaparecen a  la Hayek y demás. Suena “Rayito Colombiano”. Como los dos se encuentran borrachos, mi compañera tiene que ayudarlos. –Esa no es la que quería- Chilla la acompañante. Nelly la auxilia. El hombre se acerca a mi mesa (momentos antes gritaba que se sentía orgulloso de ser de la séptima y que los demás eran unos putos, “UNOS PINCHES PUTOS”).

-Oiga amigo, ¿Quiere conocer la casa de la cultura o el mercado? Lo puedo llevar si quiere.

–No amigo, yo soy de aquí. Hablo zapoteco y todo.

-Pues hablemos chingar, qué madre hacemos hablando español.

Pero no se puede, nuestras acompañantes se desocupan y Nelly vuelve conmigo.

-¿Oye, vas a estar acá mañana?

-Sí, mi vida, te voy a esperar.

-Entonces nos vemos mañana.

-Me traes la cuenta.

-Son cincuenta pesos corazón.


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Martes.

Hay mucha gente hoy. Tomando. Suena música gringa. De mal gusto. Me siento en la mesa que está enfrente de la rockola. Afuera hay judiciales de la estatal, cateando a la gente de 2 AZTECAS. La camioneta de los policías tiene señas de balazos en el vidrios de atrás. Agarran a un muchacho con droga, mañana saldrá en el periódico "Joven en conocido antro de vicio es arrestado por tener consigo hierba seca. Al parecer mariguana". Le quitan a un señor su cartera llena de billetes grandes, trae coca. Lo dejan ir pero le quitan el dinero y la coca. La corrupción está en todos lados.
Entro para no parecer sospechoso.
Me saluda Nelly. 

                                                                         -DÍA 3-       

-Siéntate conmigo para seguir platicando.

-¿Te traigo una, Agustín?

-Victoria, por favor.

Cuando regresa ríe conmigo. Trae una victoria y un cuartito para ella, ya hay más familiaridad, sabe quien soy y sé quien es, bueno, en parte.

CLIENTES:  En la mesa 1 hay tres hombres y una muchacha del lugar. En la mesa 2 tenemos a un puto y a su mayate, el puto está disparandole una chava. Dos muchachos hablando acaloradamente de fútbol o de política. Un señor que está viendo a quien llevarse al cuarto. Yo. 

-¿Y que me quieres preguntar hoy?

-Los judiciales, ¿vienen seguido?

-Bastante, un día sí y un día no.

-¿Y qué hacen?

-Pues vienen a ver que no haya borrachos o drogadictos,o gente con armas, de las que tiene el ejército. Aquí nunca hemos tenido problemas, en el lugar de al lado sí. Puro mariguanito. Igual a los menores de edad, se los llevan a veces. A los borrachos le pegan y si traen dinero se lo quitan, total, luego no se acuerdan de nada.

-¿No se meten con las mujeres de acá?

-No, es raro que pase eso.

Una señora le pide a Nelly que recoja la cuenta. Saco unas hojas dobladas y se las doy a Nelly cuando regresa.

-¿Esto es lo que escribes? Medio las lee y las guarda.

-Sí, léelas cuando tengas tiempo.

-Oye, cambiando de tema, Agustín. ¿Nunca has estado con alguien en el cuarto?

-Para serte sincero no, no he estado con nadie.

Nelly saca las garras y ataca: -¿No te gustaría entrar conmigo? ¿Hacerme sentir un orgasmo? ¿Nunca has pensado estar con alguien como yo?

Me pongo colorado y finjo que no me afecta de ningún modo su comentario. Le doy un trago a mi Victoria.
Ella ríe de manera escandalosa. 

-¿De qué te ríes?

-Te pusiste bien rojo, jajajajajaja. Sí lo has pensado, no te hagas.

-Sí, todo hombre lo ha pensado. Mejor dime algo, ¿de dónde son, las traen de algún lugar?...

No, aquí todas viene porque quieren, cada quien tiene su casa, algunas son madres solteras. Nadie está aquí en contra de su voluntad...

-Para tener sexo usan preservativo, ¿quién lo pone? 

-Nosotras, luego los cabrones esos hacen trampa. No falta aquél que pellizque la punta del condón, además están las enfermedades, tantito una se enferma y la dejan fuera.

-¿Están reguladas por la regiduría de salud? 

-Sí. Cada ocho días tenemos que ir a revisarnos y hacernos pruebas. Cada tres meses ellos vienen a ver que todo esté en orden, papeles y todo...

-¿La rockola ocupa monedas de diez?

-Son dos canciones por una moneda de a diez, ¿quieres poner algo?

-Sí.

Trae una moneda de a diez y una botella vacía con colillas de cigarros adentro. Me explica que la botella es para tener registro de la moneda.

-Pongo algo de música y me regreso.

-¿Por qué no vamos al cuarto? Te lo dejo a doscientos.

-Jajajajajaja, no, no creo. Eres atractiva y todo pero...

-Pégate hombre, que no te voy a morder ni nada por el estilo.

-Te decía.

-¿No eres mampo verdad? Te ves como todo un hombre hecho y derecho.

-Me gustan las mujeres si eso es lo que preguntas. ¿Que hacen en el cuarto para cobrar más?

-A lo mejor más posiciones, sexo anal, el sexo oral lo hacemos con el preservativo puesto, ya muy su pedo la chava si quiere hacerlo sin condón, pero si pasa.

-¿Y se puede entrar con dos hombres al cuarto?

-Jajajaja, pues yo no dejaría que me hicieran doble penetración por que hay más riesgo de que te floreen así. (Véase: Ano Floreado) Hay mujeres que sí le entran.


-¿Y que un hombre entre con dos mujeres?


-Sí. Hay mujeres que le entran al lesbianismo. Les gusta.  Pero es cuestión de que ellas quieran, si no quieren, no quieren y listo. 


-¿Quieres otra cerveza, Nelly?

-Sí, ¿te traigo otra cerveza?

-No, mejor una Coca.

Regresa con una Coca y su cerveza. Sacó un cigarro y empiezo a fumar.

-¿Qué más me puedes decir sobre este lugar? ¿Cuando abrieron por primera vez?

-A ti te gustan las cosas rápido, ¿verdad? ¿Así eres para todo?

-No, no para todo.

-Tendrías que demostrármelo, del dicho al hecho... bueno, ya sabes lo que dicen.

Una de las mujeres que está libre pone una moneda en la ranura de la rockola y suena "Amor de la Calle".

Mi compañía femenina agarra confianza, se pega y pone su mano en mi pierna, no me doy cuenta hasta pasados un par de minutos.

-El lugar lo abrieron... pues el patrón tenía veinte años cuando lo abrió, era este mismo lugar. Claro que con el tiempo ha ido cambiando. Me dicen que empezó con unos tres cartones de cerveza. Ahora ya hasta tenemos un refrigerador lleno de chupe y refrescos. Ahora el jefe tiene como sesenta, setenta años.

-¿Vende otra cosa que nos sea cerveza o refresco? No, nada más tenemos cuartitos, medias y coca colas, de las familiares no porque luego se llena de borrachos y se ponen al pleito con una o entre ellos.

-Gracias Nelly, creo que con lo que me contaste ya tengo para escribir algo más o menos bueno. Me traes la cuenta.


-¿ Entonces no vas a querer ir al cuarto conmigo?


-No, ya tengo lo que necesito, gracias de verdad.


-Eres de esos entonces, de los que se complacen y luego luego se van. Son ciento veinte pesos, corazón.


Doy un billete de doscientos y me trae el cambio. Salgo.


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EPÍLOGO.


Estoy escribiendo y me falta la foto del lugar, llego y veo en la pared una rueda de la fortuna pintada. Dos señores toman cerveza. Me percato de que ya venden caguamas, en la entrada un letrero anuncia: "SE VENDE CERVEZA FAMILIAR."

-¿No les importa si le tomo una foto a la rueda de la pared?

-No mijo, si quieres nos hacemos a un lado. Nos agachamos o algo.

Se hacen a un lado y tomo la foto. Vine a pie y quiero sentarme a descansar un rato, saco un Camel y lo enciendo.

-Hola, ¿te servimos algo?

-¿Está Nelly?

-No, hoy es su descanso.

-Entonces así déjalo. Ya me iba de todos modos.

                                                                              FIN






miércoles, 27 de junio de 2012

2 AZTECAS


Lo que pasa carajo, es que yo nací para ser puta lo mismo que una gallina
para ser cazuela de ave
.
Del libro “La Reina Isabel cantaba rancheras.” De Hernán Rivera.








Dicen que el que prueba a una puta, repite. Yo fui una vez a dos aztecas y tres veces al “Salón Corona”. Pero no para repetir. Ya tenía la idea de escribir sobre los “puteros”, pero necesitaba algo que me impulsara a plasmarlo de verdad. Mi amigo Florentino me dijo: La vez pasada andaba por Boxito y vi a una güera que se cargaba unas nalgotas, la seguí y entró en 2 aztecas, dicen que hay centroamericanas bien buenas ahí. Luego en su cuarto hay un santo que es de por allá, no sé cómo se llama. Cuando van a coger con el cliente le ponen un cigarro en la boca, al santo aquél, para que lo “fume”. El comentario de Tino era lo que necesitaba. Llegué a mi casa para medio comer algo y salí, no dije a donde. Era viernes y amenazaba con llover, acá en Juchitán las lluvias no le dan tregua a nadie. Entre al 2 Aztecas y me lleve un buen chasco. Contrario a lo que me dijo mi amigo, las mujeres en ese antro, ni eran centroamericanas y mucho menos guapas, muchachas ya casi en los treinta, feas, vientrudas, vamos, ni siquiera su personalidad era un gancho para que te quedaras. Observé la decoración del lugar con tema septembrino, de la independencia de México (estamos en Junio). Se me acercó una ¿chava?: “¿qué te damos?” -Una cerveza, victoria, por favor. En la “barra” un ser que era hombre y mujer a la vez abría cervezas y las repartía a los clientes, una señora ya anciana preparaba botanas desabridas a las que les faltaba sal. Cerca de mi mesa un “chavoruco” platicando con una de las mujeres del lugar, imaginé le hablaba del amor, de cosas bonitas, de la chamba. La mujer (a la que se le escurrían las carnes por arriba y por debajo de la ropa, decidí llamarla “LA MANCHA VORAZ” porque eso parecía que se escondía en su blusa) se reía de manera socarrona, estúpida y le agarraba la mano diciéndole cosas como “mi vida”, “mi amor”. Voz en off: “Ahhh, que pendejo eres mano, aunque de seguro solo vienes por un poco de comprensión, de esa que no te dan en tu casa, ¿has pensado ir con un terapeuta? Así evitas el ritual asqueroso del sexo. No, ¿y qué tal si lo que él quiere es eso? ¿Qué tal si platicar es solo un mero formalismo para luego meterte a ese cuarto oscuro y así olvidarte un rato del mundo y de lo que pasa afuera?

La música no era muy buena, al igual que las cantinas comunes y corrientes estos lugares tienen una rockola siempre sin actualizar y con canciones  de la era de piedra. “Los Abelardos”, Los Teme(duermes)rarios” y “Los Tigres del Norte” me acompañaron en la primera cerveza, luego entraron unos chavos y un señor que resulto ser su alcahuete, pidieron caguamas y cigarros Marlboro para ellos. Habían más personas, señores que se veía a leguas eran de fuera, una pareja que quería convencer a la más bonita para un trío. Un viejo que quería postularse al borracho más viejo de la nación y que lo estaba logrando. Hice una seña y en minutos la aguardentosa voz de una ¿joven? anunció mi próxima cerveza: “Aquí tienes, güey.” La variedad no era buena, la música tampoco, ¿Qué carajos hacía yo en un lugar como ese? Saqué un cigarro y busqué mis cerillos, no los traía.

-Oye, ¿me traes un cenicero y unos cerillos o encendedor? –Ten, tengo un encendedor. La mujer se quedo parada hasta que prendí el tabaco. –Tranquila, no me lo voy a robar ni nada. Pude percibir una mirada no muy agradable en su cara. -Antes de que te vayas tráeme la cuenta. “Son cuarenta pesos”, dijo sin moverse de donde estaba. Me acabé el cigarro y salí de allí.

 Me sentí defraudado. Las películas y libros te pintan (o por lo menos los que yo he visto y leído) a las prostitutas como guapas, conocedoras o cuando menos dicharacheras, de esas que “jalan parejo”. Estas se veían como algo que se asemejaba más a una cajera de banco aburrida o a una enfermera del IMSS. No iba a escribir nada sin antes llevarme una buena impresión de un “putero”. Lo bueno es que al lado estaba otro lugar: “El Salón Corona”, también conocido como “El Cono”…