jueves, 5 de julio de 2012

Aguas Frescas.

¡RICAS AGUAS FRESCAS!



En Juchitán casi siempre hace calor. Por eso le brindamos un brebaje para el inminente sol. Aguas de coco, de horchata, de fresa, de coco (sí, otra vez de coco), de naranja, de limón y de jamaica.

Refrésquese mejor con estas aguas (nuestros refrescos nunca están fríos, es nuestra estrategia para vender más aguas frescas, muajajajaja).


En cada trago garantizamos la ingesta de la Salmonella Typhi. ¿Qué esperas para refrescarte y tener fiebre tifoidea/entérica al mismo tiempo?






viernes, 29 de junio de 2012

"El Cono".



VIERNES.
Entro y lo primero que veo es una mujer esbelta, morena y alegre.  Me siento enfrente de la rockola digital MILLENIUM. La rockola está conectada a una tele que muestra fotos de mujeres guapas, famosas: Anna Kournikova, Salma Hayek, Paris Hilton…

-DÍA UNO-

-¿Qué vas a querer?

Uso mi chiste tan gastado de: -Me das un café con leche.

-Nada más tenemos Corona y Victoria, mi rey.

-Me das una Victoria.

Miro el entorno en lo que llega la cerveza, adornos y luces de navidad rodean todo el lugar.


CLIENTES: Un señor que deduzco albañil (lo acompaña una de las muchachas del lugar). Un par de hombres tomando de la misma coca-cola y se sonríen el uno al otro (¿Gays?). Un vendedor de chicles, cigarros y dulces que decidió tomarse una pausa y una cerveza al mismo tiempo. Yo.

Le pido al vendedor un par de cigarros y encendedor.

No pasa gran cosa, los hombres que tomaban refresco se van al igual que el vendedor. Dos de las prostitutas ingieren sus sagrados alimentos de manera rápida por si llega algún cliente. El albañil, al que llamaremos simplemente con el nombre de Pedro, intercambia palabras con la mujer sentada con él. Hay una sonrisa de oreja a oreja en la cara de Pedro. Se dirige al baño y en pocos minutos sale y la mujer se levanta, va con él. Al lado de la barra hay un callejón. El callejón conecta a la cocina con dos cuartos. En el fondo de dicho callejón un señor juega con sus compadres una partida de barajas o vete a saber de qué. Pedro le da dos billetitos al señor más viejo y se meten a uno de los cuartos. Pido la cuenta y me voy, he visto suficiente.     
Antes de irme le pregunto a la que me atendió: -¿Cómo se llama este lugar? -“Salón Corona” más conocido como “El Cono”.

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LUNES.
El hombre le da un abrazo cargado de lujuria, trata de tocarle las carnes a la mujer que lo acompaña, trata de darle un beso, ella repele el abrazo, le da la mejilla para que el hombre no la pueda besar en la boca. El está borracho. Ella es una puta. 


-DÍA 2-

Llego. El aire que se respira es diferente. Tomo la misma mesa que tomé el viernes.


Hay un trío de guitarras que tocan para el borracho y su amiguita. Reconozco la canción que tocan, es algo de Julio Jaramillo. Tocan otras dos canciones y el hombre paga. -¿Gusta que le toquemos una canción? -No, Gracias. -¿Algo para la güera? -No, está comiendo y no me gusta ser descortés, gracias. -No hay problema amigo. El guitarrista se va y sus compañeros también. La muchacha que quiero está igual que la güera, comiendo. Soy paciente y espero a que acabe.  

Pido una Victoria y la morena esbelta me la trae.

-Oye, ¿puedo platicar contigo?

-¿Quieres platicar conmigo o me quieres invitar una?

-Sí, como veas.

La mujer va a la cocina/barra y trae un cuartito. Es atractiva, no mucho, pero algo es algo. Se sienta.

CLIENTES: Un señor borracho con otra de las muchachas, ebria igual que el tipo. Un joven, tendrá unos 17 años o menos.  Tres señores, ya están viejos los tres y tienen ya unas cuantas botellas vacías en la mesa. Yo.

-¿Y de qué quieres platicar, corazón?

-Bueno, a lo mejor esto te resulte raro, pero vine para reunir información, estoy escribiendo un texto sobre los prostíbulos (no digo putero porque no quiero ofender).

-Conque no me preguntes cuanto ganamos y con cuanto se queda el patrón todo está bien.

-¿Y eso?

-Por como están las cosas no te puedo contar mucho, que tal si luego llegan a robar.

-Ya veo.

-Mira pues, eres escritor.  ¿No eres del istmo verdad?

-Pues escribo, pero eso no me hace escritor. Y sí, soy de acá, vivo en la segunda, por el tecnológico. 

-¿Cuántas mujeres trabajan acá?

-Cinco o seis.

-¿De qué horas a qué horas abren?

-De 10 de la mañana a 10 de la noche, pero depende también del ambiente que haya.

-¿Cuánta gente acude a este lugar?

-Pues a veces se llena, a veces no, muchos vienen para ver el material y para ir al cuarto. Otros nada más vienen a tomar.

-¿Cómo es el proceso para cazar al cliente?

-Pues depende, una sonrisa o una mirada. Aunque como los hombres ya saben que tenemos sexo por cobrar a veces nada más llegan y piden una cerveza para ver a quien se llevan al cuarto.

-¿Cuantos hay?

-¿Cuartos? Dos.

-La tarifa para ocupar un cuarto, ¿de cuánto es?

-Pues está a doscientos cincuenta pesos, si le caíste bien a la muchacha a lo mejor doscientos. Y ya depende de que quieras hacer en el cuarto.

Me guiña un ojo y río un poco.

-O sea...

-Si quieren sexo anal pues la cuota ya no son $250, si quieren sexo oral también la cuota cambia...

-¿Qué es lo más raro que te ha pasado?

-Yo nada más llevo dos meses, pero me tocó una vez estrenar a un muchacho que al final se puso a llorar, era mampito el pobre. O cuando viene "Yeyo". Así le decimos de cariño. Es un viejito bien chistoso, llega con su bastón, apenas y camina. Te lleva al cuarto, te pide que te desnudes y te toca, te abraza y te da de besos, pero no lo hace así como animal, como hacen los otros. Lo hace con cariño, nunca se quita la ropa, porque a su edad ¿para qué? y según él se viene y ya, acaba el show. 

-¿Hay un límite de tiempo para usar el cuarto?

-Damos 20 minutos, 25 minutos ya es mucho tiempo, hay hombres que se vienen a los 10 minutos pero piden ocupar los veinte, para platicar, para quedarse viendo a la mujer desnuda...


-¿Cual es la más mujer más solicitada?

-Ay muchacho, me estás poniendo bien nerviosa con tus preguntas.

-¿Y eso?

-Ni sé cómo te llamas ni nada.

-Me llamo Agustín. Yo tampoco sé cómo te llamas.

-Me llamo Nelly.


-Mucho gusto Nelly.


Le doy la mano en señal de cordialidad. 

-¿Ese es tu verdadero nombre, Nelly?

-Sí, no te hagas el detective serio, no te queda. Ríe.

-¿De dónde eres Nelly?

-De Salina Cruz.

-¿Quién es la más “solicitada”?

-Hay una chava, pero está enferma ahorita. Por el momento es la muchacha de la esquina.

-¿La morena o la güera?

-La morena. ¿Si escribes de verdad o me estás cuenteando?

-Sí. Mañana voy a venir y te voy a traer lo que he escrito, son cosas sobre Juchitán.

-¿Sobre sus costumbres?

-Algo así.

La mujer y el hombre se paran y empiezan a bailar sin música. La mujer le dice: -Sí quieres bailar conmigo tienes que poner algo. La rockola cobra vida y desaparecen a  la Hayek y demás. Suena “Rayito Colombiano”. Como los dos se encuentran borrachos, mi compañera tiene que ayudarlos. –Esa no es la que quería- Chilla la acompañante. Nelly la auxilia. El hombre se acerca a mi mesa (momentos antes gritaba que se sentía orgulloso de ser de la séptima y que los demás eran unos putos, “UNOS PINCHES PUTOS”).

-Oiga amigo, ¿Quiere conocer la casa de la cultura o el mercado? Lo puedo llevar si quiere.

–No amigo, yo soy de aquí. Hablo zapoteco y todo.

-Pues hablemos chingar, qué madre hacemos hablando español.

Pero no se puede, nuestras acompañantes se desocupan y Nelly vuelve conmigo.

-¿Oye, vas a estar acá mañana?

-Sí, mi vida, te voy a esperar.

-Entonces nos vemos mañana.

-Me traes la cuenta.

-Son cincuenta pesos corazón.


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Martes.

Hay mucha gente hoy. Tomando. Suena música gringa. De mal gusto. Me siento en la mesa que está enfrente de la rockola. Afuera hay judiciales de la estatal, cateando a la gente de 2 AZTECAS. La camioneta de los policías tiene señas de balazos en el vidrios de atrás. Agarran a un muchacho con droga, mañana saldrá en el periódico "Joven en conocido antro de vicio es arrestado por tener consigo hierba seca. Al parecer mariguana". Le quitan a un señor su cartera llena de billetes grandes, trae coca. Lo dejan ir pero le quitan el dinero y la coca. La corrupción está en todos lados.
Entro para no parecer sospechoso.
Me saluda Nelly. 

                                                                         -DÍA 3-       

-Siéntate conmigo para seguir platicando.

-¿Te traigo una, Agustín?

-Victoria, por favor.

Cuando regresa ríe conmigo. Trae una victoria y un cuartito para ella, ya hay más familiaridad, sabe quien soy y sé quien es, bueno, en parte.

CLIENTES:  En la mesa 1 hay tres hombres y una muchacha del lugar. En la mesa 2 tenemos a un puto y a su mayate, el puto está disparandole una chava. Dos muchachos hablando acaloradamente de fútbol o de política. Un señor que está viendo a quien llevarse al cuarto. Yo. 

-¿Y que me quieres preguntar hoy?

-Los judiciales, ¿vienen seguido?

-Bastante, un día sí y un día no.

-¿Y qué hacen?

-Pues vienen a ver que no haya borrachos o drogadictos,o gente con armas, de las que tiene el ejército. Aquí nunca hemos tenido problemas, en el lugar de al lado sí. Puro mariguanito. Igual a los menores de edad, se los llevan a veces. A los borrachos le pegan y si traen dinero se lo quitan, total, luego no se acuerdan de nada.

-¿No se meten con las mujeres de acá?

-No, es raro que pase eso.

Una señora le pide a Nelly que recoja la cuenta. Saco unas hojas dobladas y se las doy a Nelly cuando regresa.

-¿Esto es lo que escribes? Medio las lee y las guarda.

-Sí, léelas cuando tengas tiempo.

-Oye, cambiando de tema, Agustín. ¿Nunca has estado con alguien en el cuarto?

-Para serte sincero no, no he estado con nadie.

Nelly saca las garras y ataca: -¿No te gustaría entrar conmigo? ¿Hacerme sentir un orgasmo? ¿Nunca has pensado estar con alguien como yo?

Me pongo colorado y finjo que no me afecta de ningún modo su comentario. Le doy un trago a mi Victoria.
Ella ríe de manera escandalosa. 

-¿De qué te ríes?

-Te pusiste bien rojo, jajajajajaja. Sí lo has pensado, no te hagas.

-Sí, todo hombre lo ha pensado. Mejor dime algo, ¿de dónde son, las traen de algún lugar?...

No, aquí todas viene porque quieren, cada quien tiene su casa, algunas son madres solteras. Nadie está aquí en contra de su voluntad...

-Para tener sexo usan preservativo, ¿quién lo pone? 

-Nosotras, luego los cabrones esos hacen trampa. No falta aquél que pellizque la punta del condón, además están las enfermedades, tantito una se enferma y la dejan fuera.

-¿Están reguladas por la regiduría de salud? 

-Sí. Cada ocho días tenemos que ir a revisarnos y hacernos pruebas. Cada tres meses ellos vienen a ver que todo esté en orden, papeles y todo...

-¿La rockola ocupa monedas de diez?

-Son dos canciones por una moneda de a diez, ¿quieres poner algo?

-Sí.

Trae una moneda de a diez y una botella vacía con colillas de cigarros adentro. Me explica que la botella es para tener registro de la moneda.

-Pongo algo de música y me regreso.

-¿Por qué no vamos al cuarto? Te lo dejo a doscientos.

-Jajajajajaja, no, no creo. Eres atractiva y todo pero...

-Pégate hombre, que no te voy a morder ni nada por el estilo.

-Te decía.

-¿No eres mampo verdad? Te ves como todo un hombre hecho y derecho.

-Me gustan las mujeres si eso es lo que preguntas. ¿Que hacen en el cuarto para cobrar más?

-A lo mejor más posiciones, sexo anal, el sexo oral lo hacemos con el preservativo puesto, ya muy su pedo la chava si quiere hacerlo sin condón, pero si pasa.

-¿Y se puede entrar con dos hombres al cuarto?

-Jajajaja, pues yo no dejaría que me hicieran doble penetración por que hay más riesgo de que te floreen así. (Véase: Ano Floreado) Hay mujeres que sí le entran.


-¿Y que un hombre entre con dos mujeres?


-Sí. Hay mujeres que le entran al lesbianismo. Les gusta.  Pero es cuestión de que ellas quieran, si no quieren, no quieren y listo. 


-¿Quieres otra cerveza, Nelly?

-Sí, ¿te traigo otra cerveza?

-No, mejor una Coca.

Regresa con una Coca y su cerveza. Sacó un cigarro y empiezo a fumar.

-¿Qué más me puedes decir sobre este lugar? ¿Cuando abrieron por primera vez?

-A ti te gustan las cosas rápido, ¿verdad? ¿Así eres para todo?

-No, no para todo.

-Tendrías que demostrármelo, del dicho al hecho... bueno, ya sabes lo que dicen.

Una de las mujeres que está libre pone una moneda en la ranura de la rockola y suena "Amor de la Calle".

Mi compañía femenina agarra confianza, se pega y pone su mano en mi pierna, no me doy cuenta hasta pasados un par de minutos.

-El lugar lo abrieron... pues el patrón tenía veinte años cuando lo abrió, era este mismo lugar. Claro que con el tiempo ha ido cambiando. Me dicen que empezó con unos tres cartones de cerveza. Ahora ya hasta tenemos un refrigerador lleno de chupe y refrescos. Ahora el jefe tiene como sesenta, setenta años.

-¿Vende otra cosa que nos sea cerveza o refresco? No, nada más tenemos cuartitos, medias y coca colas, de las familiares no porque luego se llena de borrachos y se ponen al pleito con una o entre ellos.

-Gracias Nelly, creo que con lo que me contaste ya tengo para escribir algo más o menos bueno. Me traes la cuenta.


-¿ Entonces no vas a querer ir al cuarto conmigo?


-No, ya tengo lo que necesito, gracias de verdad.


-Eres de esos entonces, de los que se complacen y luego luego se van. Son ciento veinte pesos, corazón.


Doy un billete de doscientos y me trae el cambio. Salgo.


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EPÍLOGO.


Estoy escribiendo y me falta la foto del lugar, llego y veo en la pared una rueda de la fortuna pintada. Dos señores toman cerveza. Me percato de que ya venden caguamas, en la entrada un letrero anuncia: "SE VENDE CERVEZA FAMILIAR."

-¿No les importa si le tomo una foto a la rueda de la pared?

-No mijo, si quieres nos hacemos a un lado. Nos agachamos o algo.

Se hacen a un lado y tomo la foto. Vine a pie y quiero sentarme a descansar un rato, saco un Camel y lo enciendo.

-Hola, ¿te servimos algo?

-¿Está Nelly?

-No, hoy es su descanso.

-Entonces así déjalo. Ya me iba de todos modos.

                                                                              FIN






miércoles, 27 de junio de 2012

2 AZTECAS


Lo que pasa carajo, es que yo nací para ser puta lo mismo que una gallina
para ser cazuela de ave
.
Del libro “La Reina Isabel cantaba rancheras.” De Hernán Rivera.








Dicen que el que prueba a una puta, repite. Yo fui una vez a dos aztecas y tres veces al “Salón Corona”. Pero no para repetir. Ya tenía la idea de escribir sobre los “puteros”, pero necesitaba algo que me impulsara a plasmarlo de verdad. Mi amigo Florentino me dijo: La vez pasada andaba por Boxito y vi a una güera que se cargaba unas nalgotas, la seguí y entró en 2 aztecas, dicen que hay centroamericanas bien buenas ahí. Luego en su cuarto hay un santo que es de por allá, no sé cómo se llama. Cuando van a coger con el cliente le ponen un cigarro en la boca, al santo aquél, para que lo “fume”. El comentario de Tino era lo que necesitaba. Llegué a mi casa para medio comer algo y salí, no dije a donde. Era viernes y amenazaba con llover, acá en Juchitán las lluvias no le dan tregua a nadie. Entre al 2 Aztecas y me lleve un buen chasco. Contrario a lo que me dijo mi amigo, las mujeres en ese antro, ni eran centroamericanas y mucho menos guapas, muchachas ya casi en los treinta, feas, vientrudas, vamos, ni siquiera su personalidad era un gancho para que te quedaras. Observé la decoración del lugar con tema septembrino, de la independencia de México (estamos en Junio). Se me acercó una ¿chava?: “¿qué te damos?” -Una cerveza, victoria, por favor. En la “barra” un ser que era hombre y mujer a la vez abría cervezas y las repartía a los clientes, una señora ya anciana preparaba botanas desabridas a las que les faltaba sal. Cerca de mi mesa un “chavoruco” platicando con una de las mujeres del lugar, imaginé le hablaba del amor, de cosas bonitas, de la chamba. La mujer (a la que se le escurrían las carnes por arriba y por debajo de la ropa, decidí llamarla “LA MANCHA VORAZ” porque eso parecía que se escondía en su blusa) se reía de manera socarrona, estúpida y le agarraba la mano diciéndole cosas como “mi vida”, “mi amor”. Voz en off: “Ahhh, que pendejo eres mano, aunque de seguro solo vienes por un poco de comprensión, de esa que no te dan en tu casa, ¿has pensado ir con un terapeuta? Así evitas el ritual asqueroso del sexo. No, ¿y qué tal si lo que él quiere es eso? ¿Qué tal si platicar es solo un mero formalismo para luego meterte a ese cuarto oscuro y así olvidarte un rato del mundo y de lo que pasa afuera?

La música no era muy buena, al igual que las cantinas comunes y corrientes estos lugares tienen una rockola siempre sin actualizar y con canciones  de la era de piedra. “Los Abelardos”, Los Teme(duermes)rarios” y “Los Tigres del Norte” me acompañaron en la primera cerveza, luego entraron unos chavos y un señor que resulto ser su alcahuete, pidieron caguamas y cigarros Marlboro para ellos. Habían más personas, señores que se veía a leguas eran de fuera, una pareja que quería convencer a la más bonita para un trío. Un viejo que quería postularse al borracho más viejo de la nación y que lo estaba logrando. Hice una seña y en minutos la aguardentosa voz de una ¿joven? anunció mi próxima cerveza: “Aquí tienes, güey.” La variedad no era buena, la música tampoco, ¿Qué carajos hacía yo en un lugar como ese? Saqué un cigarro y busqué mis cerillos, no los traía.

-Oye, ¿me traes un cenicero y unos cerillos o encendedor? –Ten, tengo un encendedor. La mujer se quedo parada hasta que prendí el tabaco. –Tranquila, no me lo voy a robar ni nada. Pude percibir una mirada no muy agradable en su cara. -Antes de que te vayas tráeme la cuenta. “Son cuarenta pesos”, dijo sin moverse de donde estaba. Me acabé el cigarro y salí de allí.

 Me sentí defraudado. Las películas y libros te pintan (o por lo menos los que yo he visto y leído) a las prostitutas como guapas, conocedoras o cuando menos dicharacheras, de esas que “jalan parejo”. Estas se veían como algo que se asemejaba más a una cajera de banco aburrida o a una enfermera del IMSS. No iba a escribir nada sin antes llevarme una buena impresión de un “putero”. Lo bueno es que al lado estaba otro lugar: “El Salón Corona”, también conocido como “El Cono”… 





domingo, 17 de junio de 2012

Recuerdos.




1.
Era común mirar por las tardes a los campesinos que venían con su yunta de bueyes, con su carreta y veías toda la calle enlodada en los tiempos de mayo, de junio. Llegaban a encerrar a los animales en sus corrales porque no había confianza de dejarlos en el campo. Los campesinos madrugaban, la vida los despertaba temprano, aquellos hombres que usaban el sombrero de ala ancha y tez morena. Ordeñar era lo primero que hacían,  tenían que sacar leche de por lo menos 25 vacas antes de que el sol saliera, luego se llevaban el ganado al campo y después, ya cuando se metía el sol,  se regresaban a su casa. En la séptima había muchos corrales para encerrar al ganado y era común también ver a los niños descalzos, algunos corrían desnudos (las niñas andaban solamente con una pantaletita) y casi siempre jugando. En los pórticos, las señoras despiojaban a los niños, les quitaban las liendres y los piojos de la cabeza, luego se los metían a la boca y los destripaban con los dientes.

2.
En las épocas de buena cosecha el que se ponía a trabajar en su siembra y le iba bien, invitaba a sus amigos y familiares; les daba un costal (en los tiempos de antes, la medida  era “una hamaca, un tejido”) lleno de elote, para que la gente hiciera tamalitos, atole. Las personas que no eran tan cercanas recibían una jícara de atole, esa era la ofrenda, una muestra de cariño. Cuando era temporada de secas, venían con sus carretas cargadas de leña, pedazos enormes, de esos que sólo un hombre curtido por el trabajo duro podía sacar de un tronco a punta de hacha, los varones de la familia con unos 15 años a cuestas ya iban con sus padres al rancho a trabajar.

3.
El primer recuerdo de mi infancia es la siembra del ajonjolí, lo acumulaban para que se secara al sol, “piñas” enormes que se asoleaban, esto era por el mes de octubre. Me acuerdo que pegaba un viento muy fuerte y luego llegaban cientos, miles de palomas en los sembradíos, en las piñas. Los niños que vivíamos en el campo íbamos a cazar palomas y comerlas, las comíamos porque siempre había muchas, jajaja, ahora ya no hay, los zanates las corrieron. Mi papá cultivaba sandía, papa y calabacitas, en la tarde siempre podíamos comer una sopa de calabacitas tiernas.

4.
Las tardes en Juchitán eran muy bonitas, teníamos la oportunidad de jugar sin que pasaran tantos coches como ahora. Jugábamos en la tarde, después de la escuela primaria, en la noche se jugaban otra clase de juegos. En la tarde  volábamos papalotes en los terrenos baldíos. Nos reuníamos en grupos de  6 o más y ahí nos veías con el papalote en el aire, los ricos lo compraban ya hecho, nosotros no. Salíamos de la escuela primaria y comprábamos papel china de todos los colores, hilo y lo armábamos con carrizo de la casa de algún vecino nuestro.  Una vez que ya caía la noche jugábamos al encantado. El encantado era uno de los primeros juegos en los que se hacía contacto con el otro sexo, corríamos y nos escondíamos, podías tocarle la mano o la espalda así sin más. No faltaba aquel que perdía un pedacito de su dedo o se pegaba el dedo gordo del pie con una piedra grande. Otra cosa que hacíamos en la noche era contar historias de nahuales, historias de miedo; pero historias de miedo que pertenecían a nuestro contexto como pueblo. Historias de las casas abandonadas, de las brujas, de los arboles de mal agüero, no todos, algunos nada más, los que tenían mala fama. Como la ceiba o el pochote. No cualquiera tenía uno de esos árboles en su patio porque decían que atraía a los nahuales, a los duendes, a los espíritus. Pero mucha gente humilde se dedicaba a la elaboración de almohadas para la gente que tenía dinero, y las almohadas que vendían estaban llenas del algodón del pochote, las demás personas hablaban feo de los que hacían las almohadas, que tenían pacto con el diablo, que sabían quiénes eran los que se volvían animales en las noches y que los dejaban dar vueltas en el suelo, al pie del árbol, para volverse changos, marranos, vacas. Eran esas las historias que contábamos de niños. No solamente eran historias para el disfrute de los niños, también eran algo que el adulto disfrutaba. Esos cuentos creo yo, eran para regular la conducta, para mantener la inocencia intacta.

5.
Juchitán ya cambió, y con ella su gente.  Antes todos se recogían en su casa muy temprano.  Ahora salen a la hora que sea,  luego los ves en cantinas, en las discos o tomando en las esquinas. Había mucho respeto antes, nos conocíamos todos. Cuando íbamos a algún baile o a una fiesta siempre era en bola, salíamos de nuestras casas caminando y estábamos un rato en la fiesta, no como ahora que los muchachos se regresan  cuando está saliendo el sol, pareciera que les vale madre. En ese entonces no había eso de las bardas, la gente tenía confianza. Cuando volvíamos a nuestras casas era ya de madrugada, pasábamos el patio de alguien que estaba roncando en su catre o en su hamaca, no había ningún temor, salvo que algún perro nos ladrara, eso despertaba a los que dormían pero ellos ya sabían quiénes iban a pasar por ahí.

6.
Este pueblo tiene muchos aspectos que se han ido perdiendo. Los cazadores por ejemplo, los que se dedicaban a la cacería del conejo o de la iguana, del venado, ya casi no se ven. Ya no se ven en el sentido de que la cacería era una necesidad, era de lo que comían porque no había o no alcanzaba para comer. Quizás sigan existiendo algunos cazadores, pero ya son muy pocos, y los que cazan ya lo hacen más que nada por gusto o para presumir de un arma. Antes no era así la cosa.

7.
Yo creo que también hay que hablar de las mujeres de antes, las de ahora (la mayoría) son muy flojas y no tienen carácter. La juchiteca es terca, no es fácil dominarla, ella es la que domina, es rebelde. La mujer juchiteca es rebelde por naturaleza, no puedes imponerle algo tan fácil. Es amorosa y sabe recibir el cariño. Si una teca te va a  amar, te va a amar de verdad. Ella te escoge y escoge la manera de quererte. Las paisanas son muy trabajadoras, activas, muchas veces ellas son quienes ponen la comida en la mesa porque ganan más o porque sus esposos se gastan el dinero en la cantina con el compadre.

8.
Otra cosa que cambio ahora es la arquitectura, aquellas viejas casas de teja, frescas, ya no se ven. Ahora casi necesitamos un programa de rescate. Ya no es tan sencillo encontrar los patios llenos de plantas, las enramadas hechas de una enredadera que ya no he vuelto a ver, no me acuerdo como se llama, si supiera te lo diría. La modernidad extinguió todo lo autóctono, se ha ido imponiendo.  Juchitán tiene todavía espacios mágicos, de pronto llegas a un lugar y te sientes embelesado por lo que ves, y por eso el éxito del “Bar Jardín”. Porque el  Bar Jardín es como las casas de antes. Tú llegas y entras, lo exploras como quien no quiere la cosa, ves el patio lleno de plantas y el corredor fresco… yo creo que tendría más éxito el Bar Jardín si le colgaran algunas hamacas, como diciendo “pásale, esta es tu casa,” y es que la hospitalidad es algo muy nuestro, antes cualquiera era bienvenido a Juchitán, la inseguridad ha ido apagando esta hospitalidad de la que te hablo... 

sábado, 9 de junio de 2012

"Che Guiña"

Dejando Mayo atrás y siguiendo con el blog, les traigo algo para degustar… En Juchitán existen muchas comidas típicas, exóticas, variedad de colores y sabores, muchos fuertes para quienes no están acostumbrados, otros dulces como para elevar tu azúcar y pegarte una diabetes; pero de lo que me toco hablar hoy es de famoso “Che Guiña” que bien la mayoría hemos degustado, ya sea en casa o en alguna cantina local, así es estimado lector este platillo es uno de los más cantineros y cotizados, sin mencionar que sabe bien pinche rico, remoje su totopo, tome su lápiz; apúntele muy bien…


Ingredientes:
• ½ kilo Carne de res o “Vela Chacha” y 1 kilo de hueso para caldo, siempre que vaya con su marchante local debe de tener en mente el tipo de carne y para que la debe de usar. (La carne puede variar ya sea de res o venado todo depende de la economía)
• De 7 a 9 Tomates criollos, depende mucho del tamaño, este tipo de tomate es muy utilizado en este lado del mundo, el sabor de este vegetal es acido en comparación al tomate común que es dulzón.
• 1/2 cebolla y 2 dientes de ajo, dos de los ingredientes que más me gustan.
• ¼ de kilo de Masa para totillas, esto se consigue en su tortillería local así que no hay problema.
• Varios hojas de la fiel Chenopodium ambrosioides también conocido como Epazote.
• Una bolita de Achiote tamaño de una canica poco no mucho, recuerden que este ingrediente es muy fuerte esperemos que no se les pase la mano.

Modo de preparación:


Ponemos a hervir la carne con hueso cuidando muy bien de retirar la espuma que genera en ocasiones, la carne debe de estar bien cocida, la sal se agrega al último.
Colocamos los tomates lavados junto con la cebolla y el ajo (deben de ser varios tomates dependiendo de la porción que queramos preparar) en la licuadora y con un poco de consomé de la carne que esta hirviendo licuamos todo lo anterior, enseguida debemos de colarlo y ponerlo a cocer hasta que hierva para después agregarlo al consomé de res cuando la carne ya este cocida.

Colocamos en un molcajete colocamos un poco del achiote, no demasiado, le agregamos un poco de consomé y disolvemos, cuando la especia se encuentre bien disuelta lo agregamos al caldo.
Retiramos un poco del caldo y se lo agregamos a la masa para tortillas calculándole una bola como el tamaño de un puño, lo disolvemos y agregamos al menjurje cuidando muy bien que no se espese, esto es importante el Che Guiña no tiene una consistencia espesa, sino más bien es caldosa, lo que hace la masa solamente es darle un poco más de forma y que no quede “chirris” ná la paisana.

Cuando todos los ingredientes están juntos esperamos que comience a hervir, para poder echarle las ramitas de epazote que le da un sabor verdaderamente peculiar. Una recomendación que les puedo hacer es que le pongan un chile habanero sin destripar, así entero o dependiendo de la cantidad de picante que coman ustedes, uno que por lo general siempre esta crudo pues ayuda para poder terminar el día. Pues está usted enterado, pruébele y descrudece de la mejor manera, o tómese un caldo bien caliente para estar a gusto con estos calores.

Don Puerco Chancho

lunes, 4 de junio de 2012

Torta, tortita.



Son las 4:40 de la mañana. Estoy en el callejón "Pipi" y sólo se ven un par de luces encendidas, supongo que provienen de la casa de la persona a la que vengo a entrevistar. El señor Archila me dijo que por la casa de Yolanda, casi al lado, vive Na Minerva Toledo que lleva un rato en esto de la torta. Me presento. “Hija, trae una silla”, me dice indiferente. El horno se prepara y yo también, prendo mi grabadora y en la lengua zapoteca, Na Mine empezó  a hablar: “Antes se hacía más el pan torta y se vendía bastante. Como en las fiestas de mayo o  en la vigilia (después de las velas grandes). Pero  ahora la gente dice que está a dieta o está enferma y no se vende tanto.  Lo que hace la gente es pedir la torta zaa cuando hay novia, luego uno ve la montaña de pan que está afuera de la casa de la novia”. ¿Y cuando hay quince años?  “También”, me contesta. La torta zaa se pide cuando se celebran quince años o cuando hay una boda (guenda shela); antes de la boda mandan el “desayuno” (el desayuno consiste en una charola de plástico con cuatro tortas y dieciséis chocolates), eso es lo primero que hacen cuando alguien se va a casar. Las medidas de antes eran: 4 tortas costaba un peso, pero un peso de los de antes, de hace ya unos cuarenta, cincuenta años. Un peso”. ¿Cuánto cuesta una torta? “Ahorita cuesta de 70 a cien pesos, hay gente que lo da barato porque siempre le piden y siempre tienen trabajo”. ¿El chocolate quien lo da? “Pues los que encargan la torta también encargan el chocolate, pero eso no lo hacemos nosotros, lo hacen los molinos”. ¿Cuáles son los ingredientes para hacer la torta? “La torta lleva canela, lleva queso seco, del bonito, del redondo, un cuarterón… para cada bolsa, lleva (mantequilla) crema, lleva huevos, muchos huevos, una “bolsa” lleva 3 casilleros de huevo…” ¿Una bolsa cuantas tortas trae?  “Trae 27, 26, 25. Depende de lo que salga. Allá en la séptima salen para 30, pero porque los moldes (las azulejas) son más chicos. En una boda se llegan a pedir entre 100 y 230 tortas. Saque usted la cuenta. La gente que pide las tortas hace un gasto grande. Pero así como ellos gastan, nosotros también gastamos para que se haga. Los ingredientes son caros. Pero si me piden varias tortas pues ya no vendo al mismo precio, doy más barato”. ¿Se vende más ahora o antes? “Pues se vende más cuando se casa alguien, en los meses de diciembre y en mayo con las velas, pero hoy estoy haciendo pan bollo”. ¿También hace pan bollo? “Sí, para nueve días, para una boda”. ¿Y cuánto tiempo lleva para hacer una torta? “Pues nosotros hacemos una bolsa, nos levantamos más o menos a esta hora o a veces más temprano, desde las cuatro de la mañana hasta la una de la tarde. Hacemos el pan en mi horno. Artesa se llama. Hacemos la masa y la movemos yo y mi esposo, es un trabajo de dos o más personas. Es algo pesado. Mi esposo tiene para ganar dinero hoy, mañana quien sabe, por eso me ayuda con esto del pan, tenemos las palas, con eso se mueve las masa. El pan es lo que nos da de comer.  Lo que más vendemos es el pan, el pan normal, ese que compran los pobres como nosotros”. ¿Qué panes son los que hacen? “Pan de bola, de azúcar, de rosca, de capricho…” ¿Quién le enseño a hacer pan? “Mi suegra, Na Marcelina, ella me enseño, yo la ayudaba cuando me casé, ahorita ya los que me ayudan son mi esposo, mis hijos, ellos me ayudan cuando están”.
Na Minerva intercambia con su hija que está a su lado unas palabras.

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¿Cómo es el proceso cuando piden las tortas? “Pues las personas llegan y me dicen que quieren una bolsa o la mitad, o cuatro tortas, que es la medida de antes, me pagan en partes, pocas son las personas que pagan completo, si me sobran ingredientes las hago, huevos, crema queso… Se me olvidaba, la grasa, la manteca, bastantisima manteca, eso es lo que hace sabrosa a la torta, la lata de manteca trae 20 litros y cuesta alrededor de quinientos pesos, la compro en la octava sección, Cheguigo. Yo comencé con el pan cuando me case, mi suegra fue la que lo hacía y yo le ayudaba, aquí aprendí, esta es la casa de mi suegra. Ya tengo cuarenta años de panadera, estoy desde los 19 años”. ¿Sus hijos aprendieron este oficio? “No, ellos fueron a la escuela, trabajamos para darles lo que no tuvimos nosotros, nos ayudaban a limpiar los moldes del pan. 
La señora hace un paréntesis y me pregunta: “¿y para qué es esto?” Respondo saboreando el olor, “lo que pasa es que unos amigos y yo tenemos una página de internet, hablamos de Juchitán y queríamos hacer un reportaje de la torta zaa”. La señora ríe, conocedora. “¿Sabes quién también pasa a veces? Viene el director de la casa de la cultura y nos lleva a nosotras (las señoras que hacemos pan) a la Casa de la Cultura, nos piden pan bollo, regañadas, tortas  y viene la gente de Oaxaca o de otros estados o países y les explicamos cómo lo hacemos”. Mire nada más, entonces sabe usted hacer de todo. “Pues sí, pero eso era antes, ya estoy vieja y enferma. Por el humo y el calor del horno, ya no puedo. Me meto a hacer pan cuando piden varias bolsas pero ya no tanto como antes”. ¿Quiénes más hacen torta? “Está Na Tere, vive cerca, Na Gloria, Na Margarita, pero el tiempo es difícil, antes todos los días uno se despertaba y hacia la torta, en el mercado se vendía, toda la gente compraba y pedían más para otro día.  Llagaron hace un tiempo unos doctores de Francia o de no sé dónde, el caso es que no hablaban español, dijeron que comer mucha grasa daba triglicéridos. La gente dejó de comprar. La venta cayó. Lo que se hace es torta por encargo”. ¿Y cómo va el negocio, se gana bien?  “Ay no, antes si salía para el gasto, pero ahora… Aunque la gente pide también bollo y marquesote en vez de la torta, pero los que quieren conservar las tradiciones piden la torta”.
-                 Creo que con eso tengo. Gracias. Apago mi grabadora.
        -¿Dónde vives muchacho?
             -Por el Tecnológico.
            -Queda lejos, ¿por qué no tomas un poco de pan y café caliente?

        Sonrío. Torta zaa, por supuesto. 




miércoles, 30 de mayo de 2012

LA LAVADA DE OLLAS...

Las fiestas o eventos importantes en Juchitán son un buen pretexto para armar la pura buena vida: botana, cerveza y música; eso nos ha quedado claro con la serie de narraciones que se han publicado en este blog.


  • Una de las tradiciones que no debe faltar en todo evento de importancia es fabulosa "Lavada de Ollas".

  • Es sabido que después de una pachanga, al día siguiente (o en el caso de las velas, dos días después) se lleva a cabo una segunda celebración en donde se supone que se recalienta todo lo que sobró del evento principal o por lo menos 
    ese era el sentido de esta tradición.

    Actualmente la lavada de ollas difiere en sus invitados. Puede ser algo familiar, pequeño y muy íntimo o una fiesta hecha y derecha con orquesta que aunque de menores proporciones también nos pone a bailar. A diferencia de la Vela grande, ésta es de menor tamaño y se realiza de tarde-noche. Aquí la vestimenta es informal y no necesariamente tenemos que ir del buen vestir. También acostumbran acudir personas que por algún motivo no pudieron llegar a la fiesta grande o gente que viene por la segunda ronda. Con respecto a la comida, en la lavada de ollas solamente dan botana y muy rara vez una comida. Circula mucha cerveza para los amigos que están fielmente con la familia que festeja.

    En el caso de las velas cada socio o persona que lleva un puesto, tiene la opción de llevar o no, puesto a la LAVADA de su vela. Es tradición que ésta sea un desquite para curar la depresión post-party por lo que se bebe con menos intensidad aunque siempre hay personas que tratan de desquitar su entrada (un cartón de cervezas). La celebración se lleva a cabo en el mismo lugar en donde se organizó la vela; reforzando así el compromiso de nosotros con la sociedad que la conforma y ellos con el santo patrono al que celebran todos los años, sin mencionar que nos la pasamos curándonos la resaca de la mejor manera.




    Don Puerco Chancho

Corona "invita"